Escrito por Nicole Loynaz
Cuando hay una infidelidad sucede una fractura de una imagen que se ha venido construyendo por algún tiempo (meses, años) de una persona, el amado o amada. Esta imagen del otro está impregnada de una red de significaciones que le hemos asignado al otro durante esos años.
Una infidelidad no calza dentro de esa imagen que se ha construido de esa persona amada. Entonces esa imagen se fractura, se fractura también la red que se ha venido construyendo durante el tiempo que se ha formado la relación.
La mente sufre un corto circuito, por así decirlo, su capacidad de construcción de imagen se ve fallada. No hay correlación entre ese acto del otro con lo que se había construido. Por lo que se percibe como un engaño.
Lo que duele es la fractura de esa imagen del ser amado, y a partir de esa fractura hay algo ominoso que surge.
La mente, como un detective, recopila información de todo el tiempo vivido y puede escudriñar detalles antiguos que, colocándolos en relación con el acto, forman una nueva red que justifique dicho acto.
Hay una desvirtualización de la percepción que existía del otro y la nueva red de significaciones genera una imagen enemiga. Como si la otra imagen no fuera valida desde un principio.
Por lo que necesita detalles, de donde sea que pueda encontrarlos, ya sea exigiéndolos al otro o a personas cercanas que puedan dar testimonio de una imagen distinta, que tenga “sentido”.
Por más detalles proporcionados, la mente no se detiene porque lo que desea reconstruir es una imagen ya conocida, no conocida por ningún otro, que se vivió en otro momento de la historia, y que no tiene que ver necesariamente con la persona en juego.
Hay un retorno de marcas anteriores no resueltas. Esa actividad ansiosa de la mente es un intento desesperado de reconstruir una escena antigua, que estuvo alojada en el inconsciente. Como si se pudiera vivir de nuevo aquella escena antigua con el fin de poder repararla.
El gran problema de este acertijo es que la persona amada no tiene, ni va a tener, las respuestas que necesitamos de nuestra propia historia.
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