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Inteligencia Artificial, Adolescencia y Educación

Por Etty Kaufmann Kappari


En la mayoría de colegios, el uso del celular y del internet está restringido. En Costa Rica, en una escala de 0 a 10, apenas 2,53 de la población docente emplea internet con fines pedagógicos en clase (Kids Online, Paniamor y UCR, 2023). Mientras tanto, muchos estudiantes lo usan sin acompañamiento adulto, lo que ha derivado en riesgos importantes para su seguridad. 

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Trece de cada cien adolescentes ha tenido contacto con desconocidos en línea, y un 4,7% incluso se ha encontrado con ellos en persona. Asimismo, 12 de cada 100 indicó haber recibido contenido sexual (Kids Online, Paniamor y UCR, 2023). Es decir que, solo prohibir o restringir el uso de las tecnologías no ha resultado ser una estrategia eficaz ni para la protección de niñas, niños y adolescentes, ni para fomentar el aprendizaje. 


Hay una sensación de pérdida de control: parece que es la tecnología la que nos dirige, y no al revés. Sin embargo, no se trata de culpar a la tecnología, sino de asumir una posición frente ella. Ahora bien, si reconocemos que este es un tema en construcción, sin respuestas únicas ni fórmulas fijas, el primer paso es admitir que no podemos abordarlo sólo desde una mirada adultocéntrica. La tarea debe ser compartida: necesitamos construir en conjunto, en los colegios, con docentes y estudiantes, creando puentes entre personas adultas y adolescentes para encontrar un rumbo posible.


En un mundo marcado por la incertidumbre, donde ni siquiera sabemos qué trabajos existirán mañana, proteger y preparar a niñas, niños y adolescentes requiere enseñarles a aprender. No se trata de adaptarse pasivamente o repetir contenidos, sino de involucrarse en la construcción activa del conocimiento. Eso solo puede lograrse si sus ideas e intereses encuentran un lugar en la escuela y si el diálogo con ellas y ellos se vuelve parte central del proceso educativo.

Un estudio de Jenny Anderson y Rebeca Winthrop (USA, 2025) señala que cuando hay conexión entre adultos y jóvenes, el aprendizaje se enriquece. Sin embargo, solo el 10% de estudiantes consultados siente que su escuela les permite aprender con sentido, resiliencia y colaboración. 

En la adolescencia, la capacidad de involucrarse profundamente en el aprendizaje, de tener voz en cómo emplear gran parte de su valiosa energía mental y cómo relacionarse con la tecnología no es un lujo, sino una necesidad. El reto está ahí planteado, los centros educativos pueden ser laboratorios para crear nuevas alternativas.

Si le interesa el tema y desea conocer más sobre las metodologías de trabajo con niños, niñas y adolescentes, le invitamos inscribirse en el curso “Infancias y adolescencias en el acompañamiento terapéutico” del posgrado de Psicología de la Universidad de Costa Rica,  que impartirán la Máster Milagros Jaime y la Máster Etty Kaufmann dirigido a profesionales en trabajo social, enfermería, psicología, orientación, terapia ocupacional y educación. En el enlace encontrará la información para su inscripción: https://forms.gle/QTYuBWkdcMTzA2cm7

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