Escrito por Alfred Kaufmann
Si quieren saber cómo funciona la mente de un radical, vean Timbuktu.
La película empieza con una gacela que corre libre y detrás de ella, una patrulla de mercenarios le disparan.
El radical secuestra la libertad con violencia y miedo.
En el 2012 los radicales llegaron a Timbuktu y declararon su propia ley en nombre de su propio dios.
Poco a poco, con el uso de la fuerza, el miedo y violencia, la plaga de los radicales quitaron libertad y agregaron dolor.
Timbuktu, que fue capital intelectual y espiritual del islam en toda Africa durante los siglos xv y xvi y hogar de la prestigiosa Universidad de Sankore (considerada una de las primeras universidades del mundo) sucumbió.
Los radicales secuestraron a los otros y los sometieron a la imagen y semejanza de sus creencias.
Esperemos que no ocurra lo mismo en Ucrania.
La película es una joya
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