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LOS/AS ADOLESCENTES “DE AHORA”

Escrito por Irisol Carballo Sagot


¿Qué pasa realmente las personas adolescentes en la actualidad? ¿Son realmente tan diferentes? ¿Nos topamos como padres, madres, cuidadores; con diferentes retos o necesidades a los que teníamos hace 50 años?

¿Si se analizan las siguientes definiciones, coincidirían con que describen a “los/as adolescentes de ahora”?


“...época de refleja tormenta e ímpetu, los individuos al llegar a esta etapa se convierten en seres egoístas, vanidosos, presuntuosos e idealistas.”

“...sujetos que pueden ser modificables y emotivos. Discuten sólo por placer o amor a la discusión…”

“...individuos apasionados de modo que se dejan llevar por sus impulsos, especialmente los impulsos sexuales. Siempre compitiendo, tratando de ser los mejores en todo...”


Pues resulta ser, que tenemos aquí tres conceptos que se la atañen a Platón, Aristóteles y Hall, que datan de los años 427 A.C., 384 A.C. y (más recientemente) 1844. Entonces, ¿son tan diferentes? Tenemos claramente elementos que, si bien han permanecido a lo largo de los tiempos, se nos dificulta aún sobrellevar, comprender y gestionar. Pero no podemos negar que en la actualidad sí percibimos dificultades distintas en la crianza y acompañamiento a esta población.


Para acompañar esta etapa de la mejor manera, resulta útil conocer o recordar, cuáles son algunas de las características (psicológicas) presentes, propias del estadio del desarrollo, y cuáles necesidades nos falta considerar, propias de estos “adolescentes de ahora”:


CARACTERÍSTICAS DE LA ADOLESCENCIA

Cambios Psicológicos

Crisis de oposición: una “rebeldía con causa”, necesaria para la búsqueda de autoafirmación y autonomía.

Desarreglo emotivo: una “montaña rusa” hormonal y emocional, donde pueden cambiar constantemente de parecer y estado de ánimo, sin que esto sea intencional o puedan ellos mismos comprenderlo o gestionarlo sin ayuda.


Imaginación desbordada: lo que como adulto nos puede parecer fantasioso o soñador, es lo que permite que tengan una enorme capacidad de ser agentes de cambio, luchar por ideales y hacer que las cosas realmente pasen.


“Narcisismo”: lo que abuelas y abuelos llamaban estar “enfermo/a de belleza”, una gran atención, curiosidad e importancia por un cuerpo y una apariencia que está en constante cambio y se está re-descubriendo.


Crisis de originalidad: individual (la necesidad de ser distinto y especial), pero también social (ser parte de un tipo de “rebelión” contra ciertos estándares, que a su vez me pueden llevar a la uniformidad en la búsqueda de aceptación y pertenencia).


Todas estas características han formado siempre parte de esta etapa de nuestro desarrollo, y siempre y cuando no interfieran con el bienestar personal o social, o con actividades o tareas cotidianas de la vida, podemos como adultos acompañar con comprensión, respeto y empatía. Caso contrario, sería prioritario el buscar apoyo profesional.


Pero entonces, ¿que necesitan los/as “adolescentes de ahora”?

A lo largo de los años, dadas condiciones históricas (económicas y sociopolíticas), nos hemos enfocado en las necesidades concretas de la parentalidad. Era inminente poner atención a Derechos Humanos y necesidades básicas cuya importancia no se daba por sentado. Esto reforzado no sólo por instituciones que deben velar por esto, sino que socialmente también: Podemos escuchar en lo coloquial frases como “A x niño, niña o adolescente (NNA) no le falta nada: no está enfermo/a, desnutrido/a, estudia, tiene techo y cama caliente, ropa que le cubra y hasta posibilidad de recreación …” ¿Qué podría estar mal?


Los niños, niñas y “adolescentes de ahora” necesitan de nuestra PARENTALIDAD EMOCIONAL


Qué es la PARENTALIDAD EMOCIONAL

Vamos a entender por Parentalidad Emocional aquella que permita y ayude a NNA a:

  • Reconocer

  • Identificar

  • Gestionar o lidiar con emociones y vivir con ellas. Así como a propagarlas y proliferarlas

  • Que les ayude y les permita escoger

Los retos que se nos presenten en la crianza, los comportamientos “problemáticos” y conductas, estarán permeados en gran medida por la manera en cómo los y las adolescentes perciban la sociedad (por ejemplo, veo a la sociedad como algo amenazante, posiblemente mi actuar debe ser defensivo), y está visión de mundo estará determinada a su vez por los sentimientos que se generan de cómo nos crían y cuidan: del amor y la atención crucial.


¿Cuáles serían posibles soluciones? ¿Existe una fórmula para el éxito?

Sin duda esta incluiría los siguientes tres elementos:

  1. Estar REALMENTE interesados en los/as adolescentes. Cuando el acercamiento no es genuino y sincero, va a ser fácilmente percibido. Si se nos dificulta, podemos ser honestos con nosotros mismos, reconociendo que quizá haya vínculos y heridas que sanar, y que es válido y a veces necesario recibir apoyo y contar con un espacio seguro donde no se nos vaya a juzgar al hablar al respecto.

  2. “Estudiar” Parentalidad Emocional: la “parentalidad emocional” también se aprende, y es difícil brindar este apoyo cuando a nosotros mismos como adultos muchas veces no nos han enseñado cómo lidiar con nuestras propias emociones. Por eso es importante la inversión (personal y social) en este campo.

  3. Comunicación asertiva, lo cual implica un respeto y escucha mutua; pero que en esta etapa requiere de estrategias diferentes para aplicarla. Podemos, en un próximo espacio, adentrarnos en estas recomendaciones específicas, pero que por ahora podríamos resumir en que el mensaje de parte de ellos/as es: “no te rindas conmigo, no dejes de intentarlo”




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