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Prevenir la violencia en los colegios

Escrito por Etty Kaufmann



¿Qué es la violencia colegial?

Hoy se criminaliza al estudiantado, pero no se comprende que sus violencias son una respuesta a las violencias que reciben de un sistema que les excluye. La violencia surge como respuesta ante una situación que se vive como injusta, es un llamado de atención que debemos descifrar.


Cuando yo era niña, me daba miedo ir a la escuela. Primer grado fue un suplicio. Temblaba todas las mañanas, tenía “fobia escolar”. En mi escuela, todo eran reglas, cosas que no se podían hacer, amenazas, lo que hacía una nunca era suficiente (aunque solo tenía 7 años): sanciones, llamadas a la casa, todo tipo de represión, cero escucha, cero preguntas: un martirio. La estructura colegial era violenta hacia mis compas y hacia mí.


Todo cambió a mitad de año con la llegada de la profe Anat. Su sonrisa, su ternura y su cariño hizo de ese espacio de clase un territorio seguro para mí y para mis compas.


La profe Anat me permitió ingresar a las letras y los números con mucha emoción, sin miedo. Fue lindo aprender de la mano de una persona amable que, con delicadeza, respeto, paciencia y compromiso, nos ayudó a ingresar al mundo del saber.


En secundaria me tocó conocer y aprender de la profe Irene, otro personaje significativo que nos transmitió una pasión por la historia y la geografía, tratándonos bien e impulsándonos a conocer y aprender lo que a ella misma le apasionaba. Íbamos a sus clases con alegría y sabíamos que entre todos construiríamos un saber. Que todo lo que decíamos tenía valor. Dos personajes significativos que cambiaron mi vida.


Los teóricos de la educación plantean que la relación entre estudiantes y docentes está en el centro del acto educativo. Es ahí donde se produce el saber.


La educadora norteamericana Rita Pearson propone que los aprendizajes más significativos sólo ocurren cuando se dan dentro de una relación significativa. En la educación se trata de relaciones humanas, de conexión entre las personas: “nadie aprende de una persona que no nos quiere”, asevera Pearson.


Pero no es tan sencillo. Por ejemplo, una profe de español me explicaba que ya está “quemada”, que ya no da más. Que nunca logra sus objetivos al 100%. Se le quedan estudiantes al final del curso (que luego deben presentar en convocatoria) y siempre le queda mal a la directora porque se atrasa en algunas de las muchas cuestiones administrativas que le solicitan. Se va a dormir con pendientes.


Desde el inicio de su carrera se dio cuenta que el ideal que tenía cuando estudiaba en la universidad no empataba con la realidad de las aulas. “A una le enseñan en la U a ser excelente en su materia, pero no a manejar grupos, ni a atender problemáticas individuales tremendas, entonces una lo que hace es regañar y poner boletas para poder seguir con la clase, para cumplir con el programa, pero ni así”. Eso la tiene enferma. Siente que no está cumpliendo. A veces tiene grupos con los que puede un poco más, pero hay otros grupos que definitivamente la frustran.


Me dice que la fobia escolar no solo le da a sus estudiantes, también les da a los docentes. Ella cree tenerla porque le cuesta levantarse en las mañanas, a veces tiene ataques de ansiedad y pánico y ya se ha incapacitado varias veces este año.

Hay un desfase y un desencuentro entre el ideal de la educación y la realidad en el aula. La frustración se ubica en la relación entre estudiantes y profes y genera tensión y a veces violencia.

Tanto esta docente como sus estudiantes piensan que no lo están logrando, como si tuvieran que hacer cada uno, en soledad, su parte. Se ha perdido la potencia de la relación entre estudiantes y docentes, el vínculo socioemocional está ausente de las aulas.

Cada parte de la relación se siente atrapada en un sistema que más allá de reflexionar en cómo producir territorios seguros para nuestras muchachas y muchachos para permitir una educación de calidad, insiste en estrategias que no están funcionando.

No podemos seguir haciendo lo mismo y pretender que las cosas vayan a mejorar nos enseñó Albert Einstein.

La posibilidad de la educación está en la inter relación, en el intercambio, en la producción conjunta entre estudiantes y docentes. Es en este espacio donde nace la magia de la entrada al saber. Es ahí donde sería interesante poner la mirada, la reflexión y la atención.

Estudiantes y docentes no son enemigos. Es fundamental trabajar este vínculo para prevenir la violencia.


¿Queremos reforzar el vínculo entre estudiantes y docentes? ¿Queremos hacer las cosas de otra manera para salir de los círculos de violencia en los centros educativos? ¿Queremos fomentar una relación que permita la entrada al saber y se aleje de la violencia?


INSCRIPCIONES AL CURSO

Si le interesa el tema y desea conocer más, le invitamos inscribirse en el taller teórico-práctico titulado “Estrategias socio-emocionales para el trabajo con adolescentes en los colegios” dirigido a docentes y profesionales en orientación y psicología de los centros educativos, aquí el enlace de inscripción: https://forms.gle/98MHpsU5E4kzXiFi8


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