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Cuando el sufrimiento es de las infancias

Escrito por Milagros Jaime


La imagen de la infancia suele estar asociada a la alegría, al juego, a la esperanza de lo que está “por venir”. Pero creer que esta etapa es siempre un tiempo feliz puede hacernos pasar por alto que el sufrimiento infantil también existe. Y cuando aparece, no siempre se expresa con palabras. A veces se manifiesta en el cuerpo, en el juego, en silencios prolongados, en pequeñas señales o en comportamientos que no entendemos y que incluso, nos inquietan.

¿Qué hacemos las personas adultas frente a eso? ¿Cómo respondemos desde el hogar, la escuela o las instituciones que acogen a las infancias? En muchas ocasiones, actuamos desde el deseo genuino de ayudar, de proteger, de hacer lo correcto en nombre del “bien superior” de los infantes. Pero, sin darnos cuenta, podemos intervenir con respuestas prefabricadas: consejos, valoraciones o diagnósticos que presuponen saber qué es lo mejor, sin haber escuchado aún a quien lo está viviendo.


¿Y si escuchar el sufrimiento fuera más importante que el saber previo?


En nombre de diversos saberes sobre la infancia, se han llegado a tomar decisiones que excluyen, que silencian, e incluso que dañan. El problema no es la atención en sí, sino cuando esa atención se convierte en mandato, en norma, y no deja espacio para la singularidad de cada niño y cada niña.


Acompañar a un niño o una niña que sufre (y también a su entorno familiar) no es aplicar fórmulas. Muchas veces se trata de ofrecer una presencia sin tener todas las respuestas, de sostener sin apurar, de dar cabida tanto a lo que se quiere mostrar como a lo que aún no se puede decir.


En el campo de la salud mental infantil, el acompañamiento terapéutico, que se sitúa en los espacios donde transcurre la vida cotidiana (la escuela, la familia, las instituciones), no tiene como objetivo diagnosticar ni dirigir. Su propósito es ofrecer una presencia sensible, sostenida y cercana, que habilite a cada infante a desplegar su propia forma de estar en el mundo. No se trata de resolverlo todo ni de ser una figura “experta”, sino de facilitar la posibilidad de decir, de construir sentidos, de habitar el malestar sin quedar atrapado en él.


Como dice Susana Kuras de Mauer, acompañar es como trabajar con un ovillo: uno que puede transformarse en algo nuevo, pero cuya trama no está en el origen, hay que tejerla en el encuentro con otros, en lo inesperado.


En el trabajo con infancias, quien acompaña no reemplaza el cuidado familiar ni la función educativa, sino que se sitúa en el “entre”: entre quien habita el sufrimiento y su entorno, entre sus preguntas y nuestras respuestas posibles. Acompañar, en este sentido, es estar, con respeto, apertura y disposición a dejarnos interpelar. Como dice Alicia Stolkiner, “un niño es un extranjero que formula su pregunta desde un territorio del que hemos sido desterrados, en una lengua que olvidamos”. Escuchar a un niño o una niña, implica entonces, un esfuerzo particular: reconocer que su mundo no nos pertenece, y que acompañarlo es una forma de hospitalidad


No siempre podemos evitar el dolor de los niños y las niñas, pero sí podemos ser una presencia que aloje sus preguntas sin apurarse a responderlas, que les permita sentir que su mundo nos importa y nos toca.


Algunas ideas que pueden orientar:


  • No todo debe resolverse de inmediato. Acompañar no es urgencia, es escucha sostenida.

  • Cada infante es único. Evitemos generalizaciones. Lo que funciona para uno, no siempre funciona para otro.

  • El vínculo es lo más importante. Más que técnicas, importa cómo ofrecemos nuestra presencia.

  • Trabajar en equipo. La complejidad de las infancias requiere miradas múltiples y vínculos compartidos.

  • Hacer comunidad. Cuidar no es una tarea individual, requiere también el lazo social.


Acompañar el sufrimiento en la infancia no es tarea fácil. Pero sí es posible. Se trata, ante todo, de sostener una forma de estar en el mundo donde el malestar tenga cabida y donde cada historia pueda volverse más habitable.


Si le interesa el tema y desea conocer más, le invitamos inscribirse en el curso “Infancias y Adolescencias del Acompañamiento Terapéutico” que estarán impartiendo la psicóloga especialista en Infancia Milagros Jaime, y la psicóloga especialista en Adolescencia Etty Kaufmann. 


Es un curso del posgrado de Psicología de la Universidad de Costa Rica, dirigido a profesionales que trabajen con estas poblaciones. Aquí el enlace de inscripción: https://forms.gle/QTYuBWkdcMTzA2cm7


Bibliografía:


Kuras de Mauer, S., & Resnizky, S. (2010). El acompañamiento como dispositivo. En Acompañamientos terapéuticos: experiencias, fundamentos, perspectivas (pp. 123–138). Buenos Aires: Lugar Editorial.


Stolkiner, A. (2013). “¿Qué es escuchar a un niño? Escucha y hospitalidad en el cuidado en salud”. Ponencia presentada en el III Simposio Internacional sobre la patologización de la infancia. Buenos Aires.

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Muy liindo el artículo!

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