Escrito por Nora Borenstein
El amor, cualquier amor, está hecho de tiempo. Frase de O.Paz.
Para Bauman, sociólogo y filósofo contemporáneo, el amor actualmente es desechable, líquido lo llama él. Prima el deseo de objetos, de satisfacción inmediata con el menor compromiso posible. Frase escuchada en cualquier consultorio “no quiero sufrir”.
Si las relaciones necesitan tiempo para construirse, este mundo pos moderno, globalizado, virtual, atrayente, cambiante y decepcionante, hace imposible tal tarea del amor.
Los seres se buscan, se encuentran, se desencuentran y sufren.
Voy a circunscribirme a una de tantas situaciones escuchadas en la consulta:
Una mujer joven, no tanto ya, soltera, quiere y busca ser amada. Las redes son su modo de enredarse. Él es joven, no tan joven, soltero, dice que quiere ahora tener una relación más comprometida. Pasan unos días juntos, se despiden y ella dice “somos amigos”, él dice “somos amigos”. Ella se va, pasan los días, él no llama. Resulta que no eran tan amigos. Ella quería una relación seria. Se pone ansiosa, comienza a preguntarme qué debe hacer, trata de leerme los mensajes que antes de este encuentro se mandaron. “soy yo?, qué hice mal esta vez”? “un amigo me dijo que yo me obsesiono…tiene razón, recién lo conozco…qué me pasa?... Nunca voy a encontrar una pareja. Me voy a deprimir de nuevo…”
Algunas mujeres y algunos hombres confunden sus deseos de ser amados, legítimos para todos los seres humanos, con otra cosa. Muchas veces es tal la ansiedad de estar acompañado/a que ni siquiera se puede diferenciar entre la realidad y la fantasía. La fantasía en muchos, por ejemplo los adolescentes, prepara para un encuentro, en estos sujetos de los que estoy tratando de describir, lleva a la frustración que a su vez alimenta esta profecía autocumplida de “nunca voy a encontrar una pareja”
¿De qué puede tratarse esta situación? Por quién es la imperiosa necesidad de ser amado/a? Quién puede ser esa persona que debería haberles dado su amor pero no pudo, no supo, no quiso y que dejó ese anhelo por encontrarlo pero que lamentablemente tiene las huellas de esa relación primaria no resuelta?
Hablar con los amigos siempre es bueno, pero quizás no es suficiente. Los ansiolíticos tranquilizan, pero no resuelven. No alcanza con dar tips, ni consejos bien intencionados, ni transformar pensamientos, ni cambiar conductas.
Cuando estas situaciones descriptas aquí se suceden una y otra vez es el momento de buscar una ayuda profesional para no seguir repitiendo. Un/una profesional que sea capaz de escuchar de qué se trata la queja, de dónde proviene este sufrimiento que mortifica y cómo se puede encontrar una posibilidad de vivir una vida vivible.
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