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UN AÑO PARA RECORDAR…


Escrito por Isabel Garbanzo.


Contrariamente a lo que leo y escucho acerca de que este año es uno que debe “quedar en el olvido”, “hacer como si no sucedió”, pienso que este es un año cuyas lecciones merecen ser recordadas, ojala, por mucho, mucho tiempo.

Este 2020 con su dureza e incertidumbre nos ha servido a muchos para superarnos a nosotros mismos y enfrentarnos con resiliencia a adversidades jamás imaginadas.


Este año vino a recordarnos, a muchos, que debemos apreciar lo que realmente es valioso en nuestras vidas, que, por lo general, es aquello que no compramos con dinero. También nos puso a analizar la necesidad de reordenar nuestras prioridades, para que lo esencial tome su correcto lugar en el curso de nuestra existencia. ¿Acaso no creen ustedes que nos iría mejor dando el primer lugar a nuestra salud física?, al fin y al cabo ¿qué somos sin ella? La vida acaba en un instante si, por haber descuidado nuestra salud, tenemos factores de riesgo como hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo, enfermedades pulmonares crónicas, entre otras, y el diminuto pero letal virus del Covid-19 nos ataca. Si enfermamos, nuestras responsabilidades y obligaciones pasan a ser relativas ya que todo nuestro foco de atención girará alrededor de recuperar nuestra salud, todo lo demás puede esperar. No esperemos a estar enfermos para cuidar de nuestra salud, hagamos que la combinación de una buena alimentación y ejercicio físico sean nuestros compañeros diarios.


Para muchos, después de la salud el amor es el bien más preciado que tenemos. Una crisis de salud, económica o emocional será mejor llevada si estamos rodeados de quienes nos aman y real y genuinamente se interesan por nosotros. En esas circunstancias, entra en juego nuestra familia y nuestros amigos como nuestra red de apoyo básica, esa que nos tiende una mano con amor, cariño, transparencia y lealtad, en los momentos en que mas los necesitamos. Este año ha puesto en perspectiva quien es realmente nuestra red de apoyo, con quien contamos, y algunas veces, quienes estaban ahí por beneficio propio.


En este año sin precedentes, muchos perdimos seres queridos, esos a los que no dimos atención porque pensábamos que ya habría tiempo para ellos, ahí estarían por muchos años. Otros perdimos empleos de toda una vida, de esos que dábamos por sentados, por quienes dejamos en segundo plano a nuestra salud o familia, y de pronto ya no éramos necesarios y ¿con qué quedamos? con nuestra fortaleza mental, con nuestra capacidad de elegir si echarnos a morir o agradecer la posibilidad de una nueva oportunidad de idearnos como salir adelante, amparados por nuestros recursos intelectuales, nuestros talentos, nuestra red de apoyo familiar y social. Esos recursos que nos han permitido hasta el día de hoy generar prosperidad para seguir en el juego de la vida, pero ahora valorando, en su justa dimensión la salud, el amor y la prosperidad.


2020 esculpió en letra perenne que es necesario priorizar la salud y el amor para luego dedicarnos a ser prósperos, a generar recursos para nuestro bienestar y el de quienes nos rodean. También nos recordó que la vida no se trata de certezas, y que mejor nos irá si no damos por sentado lo que tenemos y con quien contamos.

Deseo que el 2020 sea un año para recordar-nos poner lo realmente valioso en su justa dimensión: Salud, Amor y Prosperidad, enfocados en el ser y no en el tener.

psicóloga – psicoanalista y consultora de RRHH para pequeñas empresas

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