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DEFENDER EL PLACER

Escrito por Tatiana Blanco


Tenía un poco más de 30 años, un hijo y al menos unas 3 o 4 relaciones de pareja que había considerado fundamentales en su historia, a pesar de que no había tenido pocos encuentros sexuales con sus parejas mencionaba que creía, que tal vez un día había sentido un orgasmo.


Ella es una mujer, brillante, valiente, que ha transitado por la vida buscando siempre las mejores oportunidades, cuida a sus seres queridos con amor, es apasionada en su profesión y se preocupa por pensar en un futuro mejor.


Sin embargo es hasta ahora que se empieza a preguntar por su placer, relata que por muchos años pensó que el placer era complacer al otro, así que mientras sus compañeros se sintieran satisfechos ella sentía que todo estaba bien; cuando escuchaba hablar a sus amigas sobre sus historias sexuales y amorosas, siempre pensó que exageraban para impresionar, y la verdad es que con la poca energía que le quedaba entre la crianza de su hijo, las responsabilidades de su casa, y las desilusiones amorosas, pensar en el placer no tenía para ella ni sentido, ni lugar.


Ella podría ser una de sus amigas, alguna de sus primas, tal vez una de sus vecinas, o incluso ella podríamos haber sido, usted y yo. Y es que la pregunta por nuestro placer, parece que no suele ser prioridad, ni en nuestra crianza familiar, ni en la educación, ni en la sociedad, así que como sería una prioridad para nosotras mismas.


En un país que los índices de abuso sexual contra niñas y mujeres son alarmantes, se evidencia que la visión de la mujer como un objeto de satisfacción del deseo sexual de otro, es abrumadoramente frecuente.


¿Cómo podría una niña descubrir su cuerpo y sus capacidades?, si desde pequeñita se le dice que no se toque, porque es malo, o incluso peor porque Dios se enoja con ella.

¿Cómo podría pensar una adolescente en su placer?, si se esta cuidando de nos ser abusada.


¿Como podría una mujer disfrutar placenteramente de un encuentro sexual?, si fue esa niña que no ha conocido su cuerpo o esa adolescente atemorizada.

La pregunta por el placer no es algo que se construya solamente desde la exploración sexual, sino que es un proceso que inicia con la construcción de un sujeto, desde los primeros años de vida pensar el desarrollo de un infante implica pensar que una de las cosas en la que nos debemos enfocar más allá de su alimentación, las visitas al doctor y la elección de una escuela; es lograr visualizar que es un sujeto que está construyendo sus gustos, sus elecciones y sus propias opiniones.


La crianza tradicional de las mujeres ha implicado la enseñanza de un lugar de subordinación, la complacencia al otro y la sumisión han sido mostradas para muchas mujeres como comportamientos valorados en sus entornos familiares. En cambio, las actitudes de independencia o las elecciones realizadas en pro de su propia complacencia son juzgadas y reprimidas desde temprana edad.


Defender el placer, dar tiempo y espacio al placer propio, el de cada una, permitir a otras que se pregunte por su placer, es un trabajo compartido, la construcción de la feminidad implica para todas las referencias a las mujeres de nuestro entorno, nuestras abuelas, madres, hijas y amigas; tanto en lo individual o en lo colectivo procuremos espacios donde nos logremos escuchar y acompañar, sin el juicio y la presión social aún vigente en la actualidad. Espacios de respeto y escucha donde podamos plantearnos a nosotras mismas la pregunta por nuestro placer.



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