Dónde el cuerpo no encuentra palabras, el síntoma habla
- Jorge Ramírez Richmond
- 2 days ago
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SEMINARIO EL SÍNTOMA Y LOS ACONTECIMIENTOS EN EL CUERPO
Jorge Ramírez Richmond
El cuerpo constituye un espacio silencioso, pero elocuente; habla cuando la palabra se agota. Ahí donde el discurso no alcanza para hacer borde de un exceso, para contener un excedente donde el (sin)sentido encuentra articulación bajo el síntoma, aparece, entonces, el cuerpo como última línea defensa.
Desde el psicoanálisis, esto se manifiesta en las nuevas presentaciones del síntoma en la época donde el cuerpo aparece protagónicamente: como en la fibromialgia u otros síndromes de dolores crónicos, neuropatías idiopáticas, sin una causa clara. Se reporta que en Costa Rica la fibromialgia presenta una prevalencia del 2.7 %, afectando al 4.2 % de las mujeres y al 1.4 % de los hombres. Asimismo, 1 de cada 4 adultos en Costa Rica padece dolor crónico.

También tenemos las toxicomanías o las experiencias transidentitarias, donde el cuerpo no es simplemente un soporte biológico, sino el lugar mismo donde se inscribe lo insoportable.El cuerpo sufriente no siempre puede traducirse como metáfora de dolor. Las nuevas presentaciones del síntoma que se articulan en el cuerpo escapan a la lógica del desciframiento. En estos casos, el dolor no se anuda simbólicamente, sino que irrumpe como goce, un goce mortífero que desborda el principio del placer y que problematiza el fundamento de un inconsciente legible.
Podemos decir entonces que cuando el lenguaje fracasa en dar cuenta del goce, el cuerpo responde. Y lo hace en el modo de un síntoma. Pero en este caso, de un síntoma que no siempre es legible; a veces solo es soportable. El síntoma no habla en el sentido habitual del término, sino que habla porque insiste, porque molesta, porque duele o goza de más. El analista no tiene entonces que traducir, sino que escuchar en ese nivel donde el lenguaje se encuentra con su límite.
“Allí donde el cuerpo no encuentra palabras, el síntoma habla” es más que una afirmación poética. Es una orientación clínica. Implica reconocer que no siempre hay respuesta para lo que se encarna en el dolor o en la adicción; que a veces solo hay que alojar ese goce que no se deja interpretar. El cuerpo, en tanto sede del goce, es también es memoria del malestar. No hay síntoma sin cuerpo, y no hay cuerpo sin marcas. Lo que el psicoanálisis permite es una lectura de esas marcas no como errores a corregir, sino como invenciones del sujeto frente a lo imposible de decir. Es por eso que, en la clínica psicoanalítica, más allá del diagnóstico, se escucha al cuerpo, no como objeto de saber médico, sino como lugar de acontecimiento de goce.
En la época del rendimiento y de la positividad, donde el cuerpo es constantemente disciplinado, exhibido o intervenido, el síntoma ofrece otra verdad: la de un sujeto dividido, agujereado, atravesado por el goce. Escuchar ese síntoma es, quizás, una de las formas más radicales de hospitalidad. No se trata de suprimirlo, sino de saber habitarlo en un cuerpo portador de una “sustancia gozante”. En contextos donde los discursos biomédicos tienden a reducir el síntoma a un objeto a eliminar, el psicoanálisis apuesta por escuchar lo que el síntoma dice, lo que el cuerpo inscribe y lo que el goce silencia.
Seminario teórico y clínico dirigido a profesionales en psicología, psiquiatría y psicoanalistas.
PREINSCRIPCIÓN:
Información: crpsicoanalisis@gmail.com
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