Crisis es un término con el que, a seis meses de lidiar con el Covid-19, estamos bastante familiarizados, por lo menos en mi caso. Podemos definir una crisis como un cambio profundo, de consecuencias importantes, en un proceso o una situación, o en la manera en que éste es percibido. Una crisis es, entonces, una situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto, o un proceso para un sujeto en particular, para una familia, grupo social, una comunidad, un país y con la pandemia para el Covid-19, el mundo entero.
Como crisis que es, se da de manera repentina: aparece “de golpe”, si fuera de otra manera, paulatina, avisada, pues ya no sería una crisis. Es inesperada: no puede ser anticipada, si la anticipáramos, pues nos prepararíamos para lidiar con ella, o no, pero en todo caso, estaríamos avisados de su inminente llegada. Es urgente, pues amenaza el bienestar físico, psicológico, económico, social y de cualquier otro orden en donde irrumpa. Presenta un peligro y oportunidad: la crisis puede desembocar en un mejoramien
to o empeoramiento de la situación para quienes la experimentan.
Cuando escuché las primeras noticias sobre el contagio en Wuhan y como empezaba a esparcirse por otros países, pensé que sería algo pasajero, y me dije ahorita pasa, como pasó la gripe h1n1. Nada más alejado de la realidad.
Y claro, había pasado yo navidad, año nuevo y enero elaborando una pérdida. Para inicios de febrero estaba de nuevo llena de energía, con ilusión retomando mis proyectos con mucho entusiasmo. Como para muchos de nosotros “el futuro era mío”, los planes ahí estaban, sólo era cosa de seguir aprovechando mi experiencia, y continuar implementándolos. ¿Acaso querría yo salir de una crisis para meterme a manejar otra peor aún? Apenas estaba “agarrando aire” de nuevo. Pero ahí estaba, de repente, con todos sus peligros (y oportunidades) el Covid-19…La diferencia esta vez fue que no sentí ese “hueco” inmenso en el estómago -angustia- no hubo desvelos, ni la pregunta de ¿qué pasó, ¿por qué pasó? De alguna manera me sentí “entrenada” por la pérdida que recién había vivido y entonces me pregunté ¿para qué? Eso hizo una gran diferencia en que cómo asumí el lidiar con la crisis por el Covid-19.
En vista que para mí correr es muy terapéutico, le doy “una vuelta” a la crisis y apuesto pensarla, compararla en términos de esas cuestas con las que he tenido que lidiar en los últimos seis meses, desde que el Covid-19 limitó la posibilidad de ir a entrenar atletismo a la pista de La Sabana. En las rutas planas, como en “los planos” de la vida se va rodando fácil, sin mucho esfuerzo, va uno lleno de muchas sensaciones bellas, hermosas, “claro que puedo”, “estoy en buena forma”, “para esto me he preparado por años”, “estoy disfrutando del esfuerzo construido a lo largo de mi vida” y muchas otras frases para animarte.
La realidad de mis entrenamientos hoy día es que cualquier ruta que elija por mi pueblo, como en la vida, no está compuesta solo de planos, hay cuestas, unas esperadas, pero muchas veces, inesperadas, como la crisis, y es que realmente el Covid -19 es un “cuestón.”
Para enfrentar las cuestas, las crisis que la vida pone en tu camino, hay una gama diferente de opciones, todas muy particulares como vos. Podés negar que existe, decidir que eso no está pasando. Pero porque te convenzás de que esto no está pasando no quiere decir que no exista, ahí está, ahí sigue la cuesta no se va, igual que el Covid-19 no se va, no todavía...
Siguiendo con la analogía de las cuestas en los entrenamientos, porque te digas que eso que tenés que enfrentar no es una cuesta, no hará que la misma desaparezca, igual tendrás que subirla. Podés dejarte ir sin mucho cálculo a ver qué pasa. Tal y como podés ir por la crisis sin mucho plan, sin mucha estrategia a ver cómo salís, a ver ¿qué tal te va?. Es una opción, si es válida para vos, manejála de esa manera y asumí las consecuencias de los resultados de esa decisión. Como en la cuesta, ya verás si el aire se te acaba a los doscientos metros, a la pura mitad de la cuesta cuando más ocupas la energía o si al final ocuparás detenerte para agarrar aire e impulso para seguir adelante.
También podés aceptar que la crisis está aquí, que hace buen rato se instaló y que tenés que lidiar con ella de la mejor manera posible. Podés analizar que es mejor abrazar el cambio en vez de resistirse a él, que resistirse sólo hará más doloroso el proceso, precisamente por toda la energía invertida en esa resistencia. Si aceptás el hecho que tendrás que enfrentar la crisis, te lanzás y te adaptás en ese abrazar el cambio, decidiendo ¿cómo llevar a cabo ese proceso de la mejor manera posible para vos?, ¿con qué herramientas contás?, ¿qué tenés que perder?, ¿qué tenés que ganar?, y ¿qué podrías aprender en el proceso? La verdad parece que hay más oportunidades en la aceptación del cambio.
Si vivís las cuestas como un reto, sabiendo que tu cuerpo te dirá que no lo hagás, pero tu mente te dirá, seguí, resistí, no pensés en lo que falta, pensá en lo que ya has avanzado. Para las cuestas sabés que es necesario dosificar la energía y no gastarla toda al inicio, porque la necesitarás a lo largo de toda la cuesta. Mantener una buena postura, disminuir la distancia de las zancadas, bracear con más intensidad, controlar la respiración, todo esto jugará a tu favor para lograr la meta de vencer la cuesta…atravesar la crisis con las herramientas mentales que tenés.
¿Qué lecciones me han dado el Covid-19 y las cuestas por mi pueblo?
1- La vida es corta – El Covid-19 puso en perspectiva la certeza que teníamos de lo larga que es la vida. Derrumbó las certezas, la ilusión de ser dueños del tiempo y los planes. Desde el inicio y conforme se tornaba más seria la crisis del Covid-19 aprendí a valorar aún más lo efímero de la vida, ¿quién dice que la vida es larga?, se puede perder en cualquier momento en condiciones normales y en esta crisis, una ida al supermercado es toda una aventura de la que podrías salir contagiado si no respetás los protocolos de distanciamiento social. Hoy día, cada amanecer es un ejercicio de conciencia y agradecimiento por el simple hecho que estoy viva, más de cuatrocientos ticos hoy no lo están. Y no pasa por tomar una posición “conformista”, más bien es ser realista, es aprovechar la oportunidad que me da esta crisis para poner las cosas en perspectiva. Si sos de los afortunados que mantienen su trabajo podrías o no hacerlo con más esmero, más empeño más pasión, analizando el hecho que alrededor de un 25% de los ticos están sin un empleo formal, con todo lo que eso implica para cada uno, para cada realidad particular.
Con la pandemia, repensé “la vida es corta” - como cortos son los entrenamientos de fuerza, los famosos “fartlek, donde el punto del ejercicio es hacerlo de manera rápida, explosiva para poder sostener ese ritmo. Vamos a sostener este ritmo fuerte para lograr pasar esta etapa tan particular de nuestras vidas.
2- Los trabajos son temporales: Muchas empresas se vieron, a la vuelta de unas cuantas semanas, en la necesidad de recortar gastos en un intento por sobrevivir. El primer gasto fijo a cortar son los salarios. La planilla es lo primero que se reduce en una crisis, porque es el rubro donde la administración tiene control. Suena horrible, pero es cierto, los trabajadores son objetos a recortar en una crisis económica. Muchísimos años invertidos en una empresa, en muchos casos dándole más prioridad incluso que a tus relaciones familiares o sociales. La crisis vino a enseñarnos que los empleos son temporales y las familias y relaciones funcionales son duraderas, permanecen a lo largo del tiempo. Si fuiste de los que quedaron cesantes, cuando volvás a emplearte ¿seguirás pensando que la prioridad es el empleo sobre tu familia y tus relaciones, o le darás el justo valor a tu familia, esa que está ahí para ayudar a armarte a reconstruirte y procurarte un nuevo empleo?
Los procesos de entrenamientos para lograr una meta también son temporales, culminan el día de la carrera para la que me preparé por tantos meses, al igual que en el trabajo, o en las actividades académicas sacrifiqué tiempo valiosísimo de mi familia, tiempo que no podré recuperar, pero trato día a día de compensar, de disfrutar y no repetir el mismo error.
3- La salud es riqueza – valora lo que es vital. La pandemia tocó, a todo nivel, lo más vulnerable y sensible del ser humano: la salud. Si no somos responsables con el distanciamiento social, con los protocolos de lavado de manos y estornudos, tenemos muchas probabilidades de contagiarnos con el virus, ¿cómo evolucionará el virus en nuestro organismo? es una pregunta que no querríamos tener que contestar en la práctica.
Probablemente la necesidad de sentirnos saludables es lo que ha hecho que ahora muchísimas más personas estén practicando ciclismo, lo que ha incrementado las ventas de bicicletas en un 50%. Será que el Covid-19 les ha puesto en alerta que la verdadera riqueza radica en la salud mental y física, y que dependiendo de cuánto invirtás en tu mente y en tu cuerpo así será la calidad de vida que tengás.
El atletismo, y en tiempos de Covid-19, las cuestas por mi pueblo, me han dado salud y calidad de vida. Valoro mucho el poder correr y sobre todo el disfrutarlo. Con salud (y con disciplina) es como logré hacer mi primer maratón en noviembre de 2019. El dinero, aunque ayuda, a veces mucho, no lo es todo en la vida, y eso lo aprendes en medio de una crisis sanitaria y económica. La salud física y emocional es la riqueza por la que seguiré apostando.
4- Aprecia a quienes tienes a tu lado. Tu familia, tus seres amados, tus verdaderos amigos esos que están ahí en las buenas y en las malas, a esos es a quienes debes apreciar y valorar. Eso se demuestra dedicándoles tiempo y no sólo como pregonan algunos que lo que vale es el tiempo de calidad y no de cantidad. Si apreciás a quienes tenés a tu lado, lo demostrarás dándoles prioridad al dedicarles cantidad y calidad de tiempo.
Un apoyo fundamental en los procesos de entrenamiento es compartir con los compañeros del equipo, donde se forman pequeños grupos que terminan tratándose como familia funcional, “familia elegida” dice un grupo de amigos corredores, quienes a lo largo de los años han sostenido una relación muy cercana y de familiaridad entre ellos. Te acompañan en los fondos, te apoyan, te alientan. En esta época de distanciamiento social, mantengo el contacto con algunos de mis más cercanos compañeros de equipo y comparto con ellos cuanto me ha costado lidiar con las cuestas, están ahí para mí, estoy ahí para ellos.
5- Se debe ahorrar dinero. No gastés todo lo que ganás. Si bien es cierto hay que vivir el momento, eso no implica que gastés todos los recursos que generas, y peor aún que gastés más de lo que generás. Dicen que salud financiera personal es tener el equivalente a tres meses de ingresos ahorrados para enfrentar una emergencia, cuántos tenemos la disciplina de ahorrar para lograr ese objetivo?. A cuantos tomó por sorpresa el Covid-19 viviendo al día, o como dice el refrán “coyol quebrado – coyol comido”.
Como se ahorra y administran las energías para terminar una carrera, una maratón, se debe ahorrar en la etapa productiva de tu vida, la angustia el temor no te inundarán si tienes recursos para hacer frente a una crisis económica, podrás pensar y valorar mejor tus opciones si no estas paralizado por el miedo de cómo enfrentar tus obligaciones económicas.
Cuantos han gastado al inicio de una carrera toda su energía para terminar “reventarse” a la mitad y no lograr terminar bien, es similar en una crisis económica, si has administrado bien tus ingresos, postergado placeres efímeros, tus recursos podrán estirarse hasta llegar al final de una crisis.
6- Aprovechá el tiempo libre que pedias.
La pandemia ha dejado a miles de personas desempleadas, a otras con jornadas reducidas y otros afortunados trabajando de manera virtual. Para muchos esto significa tener más tiempo libre, ese que siempre habíamos soñado, el que nos había servido de excusa para no llevar a cabo muchos pendientes a nivel personal, familiar y académico. Decidíte y por fin llevá a cabo ese proyecto en la casa, en el jardín, esa rutina de ejercicios, inicia ese curso virtual, termina esa tesis que has venido postergando de manera interminable, aprendé recetas nuevas, a hornear, el tiempo libre ahora está ahí, aprovechálo.
Antes de la pandemia me decía que cuando tuviera más tiempo libre por fin iba a leer todos esos libros que tenía ahí pendientes de terminar, le dedicaría más tiempo a mi jardín y ejercitaría mi paciencia aprendiendo a bordar, y descubriría si podía entrenar a otra hora que no fuera iniciando a las 5:00 a.m. La verdad es que manejando reuniones de trabajo y atendiendo muchos de mis pacientes de manera virtual he tenido ese añorado tiempo libre para inscribirme en muchos seminarios virtuales con psicoanalistas que venían una vez al año a impartir seminarios, y ahora puedo escucharlos una vez a la semana, cuidar mejor de mi jardín, dedicarle tiempo a “Tequila” nuestra Boxer discapacitada, preparar sin prisa los desayunos para mi familia y decidir que los entrenos son a una hora que no implica estar lista a las 4:00 a.m. Gracias a la pandemia ahora elijo en las noches cuál ruta haré al día siguiente por mi pueblo, y aunque todas ellas tienen cuestas, las vivo un día a la vez y he logrado conquistar algunas de ellas.
7- Se necesita una mentalidad fuerte. Para vivir y atravesar una crisis económica y sanitaria, y sobre todo una pandemia como el Covid-19, necesitamos una mentalidad fuerte. Esto implica la capacidad de analizar cuál es la situación, cuáles son las amenazas reales y las oportunidades que tenemos para salir adelante y mantenerse fiel al plan que se elabore, con la agilidad necesaria para ir haciendo cambios necesarios en el momento preciso y si aun haciendo eso no funciona, elaborar un plan “b”.
Una mente fuerte no cae del cielo, se construye a lo largo de las experiencias vividas en el entorno familiar, educativo, y laboral en los que te has desenvuelto. Y si ésos no fueron modelos funcionales siempre tenés la oportunidad de analizar y elegir como creés que podrías lograrlo. Nada está escrito en piedra, cualquier momento es bueno para trabajar en tu autoestima.
Para terminar un fondo largo, al igual que para salir delante de esta pandemia, se necesita una “Mente Fuerte” y ese curiosamente es el eslogan del equipo con que entreno, y de ese eslogan echo mano en los fondos largos, donde inicio sabiendo que debo dosificar la energía, para que rinda hasta el último kilómetro. Si empiezo pensando que no lo lograré seguramente así será, pero nunca he empezado una distancia sin concluirla, aunque sea casi caminando me comprometo en mi mente a terminar lo que empecé. Lo mismo se puede aplicar para superar la pandemia, dosifica la energía, los esfuerzos de manera que te rindan y te permitan ver el final de esta crisis y un día contar “yo sobreviví la pandemia del Covid-19”
8- Hay que adaptarse, no conformarse. No se trata de sobrevivir, sino vivir en las nuevas condiciones. Se ha puesto muy de moda, el “reinventarse”, emprender para lograr sobrevivir la crisis económica que ha dejado a miles de personas sin sus empleos formales. Sobrevivir implica seguir vivo a pesar de las estrecheces o dificultades de la vida actual o al menos seguir con lo imprescindible para ello. Sin embargo, vivir va mucho más allá de sobrevivir. Elijo pensar que los emprendimientos no surgen como una alternativa para “sobrevivir” sino para vivir de una nueva manera, en las nuevas condiciones económicas y de salubridad existentes. Vivir de esta nueva manera es adaptarse a lo que hay y hacer lo mejor que se pueda con lo que se tiene y estar en paz con eso.
En lo particular me vi en la necesidad de adaptarme de la pista plana en La Sabana a las 6 super cuestas que encuentro en un radio de 6 kilómetros para mis entrenamientos semanales. Conformarme con que no se puede practicar deporte en grupo en La Sabana, no era opción para mí, también me he dado permiso de no ir si los compromisos del día se complican, y no pasa nada es parte de la adaptación a la nueva realidad que vivo.
9- Construye nuevas oportunidades. El antídoto contra el miedo, la angustia y la incertidumbre que se potencian en tiempos de pandemia es la creatividad. Y no es que tengás que volverte Pablo Picasso, se trata de buscar la creatividad en los actos de la vida cotidiana, como arreglar una habitación, darle vuelta a la posición de los muebles, dibujar, hacer gimnasia, cuidar el jardín, escuchar música, estos son actos creativos, son movimientos nuevos que generan una sensación de vida. En el ámbit
o de cómo generas tus ingresos, tenés, si o si, que aprender nuevas formas de llevar a cabo tu trabajo desde la virtualidad. Si no tenés empleo, procurarse uno es un trabajo en sí, aprender a promocionar tus servicios en línea y porque no, muchos han hecho de sus pasatiempos y talentos una nueva manera de generar ingresos. Ahí están las construcciones de nuevas oportunidades.
La oportunidad que encontré para hacer mis entrenos por los senderos solitarios de mi pueblo fue hacerme acompañar de alguno de nuestros tres perros, de manera que voy turnando con cuál toca ese día ir a trotar. Así me siento un poco mas segura, acompañada y comparto con ellos una actividad que les encanta, a un punto tal que cuando me ven con la gorra y los audífonos saltan felices porque saben que es hora de ir a gastar suela y uñas.
10- Esto también pasará y seremos más fuertes. La verdad es que las crisis no vienen para instalarse indefinidamente, duran lo que tengan que duran, y lo cierto es que no serán para siempre. Seguramente si enfrentás la crisis de manera objetiva, analizándola en su justa dimensión, y recurriendo a tu circulo de apoyo y brindándolo a quienes lo requieran de vos, siendo solidario y empático, saldrás fortalecido de esta crisis, y en adelante le darás valor y prioridad a lo que lo tenga. Si es más o menos así, entonces habrás ganado a partir de esta crisis.
Cuando sólo llevo el 25% de la cuesta y logro alzar la mirada y dimensionar el desnivel que me espera, elijo pensar en lo que ya he recorrido, a veces lo logro contando pasos, escuchando con detenimiento la letra de una canción o mis respiraciones, o mirando lo que hay a mi alrededor. Cuando finalmente venzo la cuesta, definitivamente me siento más fuerte. Y es que de verdad lo soy.
Realmente seremos más fuertes, más humanos cuando superemos la pandemia por el Covid-19 o cualquier otra crisis de vida que dimensionemos en esas proporciones.
¿Qué lecciones te ha enseñado hasta el momento el Covid-19, cuáles tenés pendientes de aprender?
Psicóloga – psicoanalista y consultora de RRHH para pequeñas empresas
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