La cabeza de Medusa o la multiplicación de los penes
- Kira Schroeder
- Jul 10
- 8 min read
Escrito por Kira Schroeder
Medusa protege a Atenea
Para acompañar el texto de Freud de 1940, La cabeza de medusa, (1) comencemos por recorrer este relato mitológico.
Cuenta Hesíodo, en la Teogonía, que Medusa tenía dos hermanas, Esteno y Euríale. Las tres nacidas de los dioses del mar Forcys y Ceto. Fueron llamadas Gorgonas cuyo significado incluye los significantes sombrío, feroz y terrible. Vivían “al otro lado del ilustro Océano, en las últimas extremidades, hacia la noche, donde están las Herpérides de voces sonoras” (Teogonía, p. 270) Mientras Esteno y Euríale eran inmortales, Medusa padecía de mortalidad y belleza. Con su frondosa cabellera de serpientes, su nombre alude a las acciones de custodiar y proteger. Estos verbos concuerdan con la cualidad Gorgoneion o apotropaica que le compete, propiedad de alejar el mal o la mala suerte. Quien cruce miradas con Medusa se convierte en estatua de piedra. Medusa tuvo dos hijos: Pegaso, el caballo con alas, y Cisáor, nacidos de su cuello cercenado. En la Ilíada y la Odisea de Homero, se recupera de la tradición oral las historias de la complejidad del carácter de Medusa. Existen diferentes versiones, algunas griegas otras romanas, de cómo se llegó a gestar la decapitación de Medusa.

Perseo, hijo de Zeus, es quien mata a Medusa. Lo hace intentando proteger a su Madre Danaë de las intenciones amorosas de Polidectes. El precio que debe pagar para salvarse de los engaños de Polidectes es traerle la cabeza de Medusa, tarea difícil que logra gracias al apoyo de Atenea, Hermes y unas ninfas. (2)
La cabeza de Medusa es luego utilizada con varios fines en las continuas disputas entre los dioses. Nos interesa su destino final en el escudo de Atenea, llamado égida, con fines justamente apotropaicos.
¿De qué se quería defender Atenea con su égida?
Atenea, hija favorita de Zeus, nació de la cabeza del padre. Diosa de la guerra, la sabiduría y los oficios. Se la caracteriza como Pallas (niña) y Parthenos (virgen), ya que no participaba del comercio sexual con divinidades, semidiosas o mortales. (3) Freud interpreta que el mal del que se defiende Atenea a través de la cabeza de Medusa como símbolo protector es la sexualidad. Esto nos recuerda el texto estudiado anteriormente, El tabú de la virginidad, (4) donde alude a las costumbres primitivas según las cuales los varones deben evitar el comercio sexual con las mujeres frente a tareas especiales como “un viaje, una expedición de caza, una incursión guerrera” para evitar que se paralice su fuerza llevando al fracaso. (p.194) Habría en Atenea un intento similar, protegiendo su capacidad guerrera y su amplia sabiduría de los debilitamientos concomitantes al encuentro sexual. Lo vemos hoy en día en los deportes de alto nivel como los mundiales de fútbol o las olimpiadas. Los entrenadores de los atletas les prohíben el encuentro íntimo con sus parejas antes de un partido o competencia importante. ¿Tendríamos que darlo como algo cierto? ¿Es posible experimentar los encuentros sexuales como vivificantes? ¿Podría Atenea haber mantenido sus capacidades y también disfrutar de los placeres del comercio sexual?
La mitología de la inhibición
Freud compara el efecto de la mirada de la cabeza de Medusa que convierte en piedra a quien osa encontrarse con su rostro, con la vivencia de los jóvenes varones frente a la visión de la vagina de una mujer.
En el texto de Freud se subrayan varios elementos centrales: a) la equivalencia entre decapitar y castrar, b) el terror asociado a la visión de la castración, c) la primera visión de la vagina como una constatación de la castración materna, d) la petrificación alude tanto a la inhibición como a la erección, e) la multiplicación de las serpientes representantes de los símbolos de los penes significa castración.
Atenderemos estos asuntos en desorden:
Tomamos de nuevo una frase de El tabú de la virginidad donde Freud describe la fantasía infantil de “desmentir el comercio sexual entre los padres y convertir a la madre en virgen intacta.” (p. 203) Este intento fantasioso pretende no asumir la castración de la madre ni la suya propia. En otras palabras, no quiere enterarse del deseo sexual de la mujer que es su madre, y evita la angustia de perder el órgano que concentra su goce sexual. Sin embargo, en el análisis que hace Freud de la cabeza de Medusa existen dos atenuantes a la angustia de castración: la multiplicación de las serpientes representantes de penes, y la erección incluida en la petrificación. Ambos casos, podríamos decir, le aseguran al joven que haya preservación del preciado órgano. Ahora bien, esta preservación no necesariamente será para el ejercicio de la penetración, ya que también la condición se estatua inhibe el movimiento del joven.
Es interesante que Freud aluda a la homosexualidad de los griegos para explicar algo de esta representación de la “mujer que aterroriza por su castración”. Nos da a entender que las cosas serían más fáciles en el camino al encuentro sexual para los varones si no tuvieran que enfrentarse con la visión de la vagina que le remite a la angustia de castración. Encontramos entonces en el miedo al veneno de la doncella (4) y en el miedo a la visión de la vagina, dos poderosas razones de evitación por parte de los varones del encuentro coital.
Es más, en el Tabú de la virginidad Freud reflexiona sobre la frigidez en las mujeres y apunta a “un afán defensivo de la mujer” como origen de los intentos de huir del primer encuentro sexual.
Recordamos lo dicho por Gerardo Arenas en su reciente visita a Costa Rica (6),
“Aquí vuelvo a subrayar algo que Lacan dice con otras palabras, pero en el mismo sentido: nada nos empuja a buscar un partenaire sexual si no está la cultura por detrás, que nos lleva.” (p.46)
Si decíamos, que el par hombre-mujer durante la modernidad capitalista, funcionaba porque unía discurso moral, religioso, médico, y proveía recurso humano para el sistema productivo, ahora en la postmodernidad del hiper capitalismo, el sistema no necesita un discurso sexual que le provea recurso humano, para eso tiene la tecnociencia. La medicina puede crear bebés en el cuerpo de una mujer sin la necesidad del coito. Incluso se vislumbra la idea de bebés hechos en úteros artificiales. Por otro lado, parece que le hemos entregado al proyecto de la inteligencia artificial el encargo de pensar por nosotros. Entonces no necesitamos más humanos: los problemas del mundo los solucionarán en adelante, según un imaginario creciente, las máquinas que piensan mejor que los humanos. Ese discurso no invita al encuentro sexual coital. Si el coito pierde vigencia como forma de goce, el goce en el encuentro de los cuerpos podría mutar hacia otras formas, como ya lo advertía Freud con el fetichismo. El director de cine Cronenberg, en su película Crímenes del futuro (7) propone una sociedad donde los encuentros sexuales se ejercen realizando cortes y cirugías en el cuerpo del partenaire. Cuando una chica intenta seducir al personaje principal acercando su cuerpo y besándolo en la boca, él se distancia y se disculpa de “estar poco acostumbrado al sexo a la vieja usanza”.
La multiplicación de los penes
La cabeza decapitada de Medusa es representada por las culturas griegas y luego romanas tanto pictóricamente y en los mitos con una cabellera plena de serpientes. En su comparación con la vagina de la mujer-madre, los vellos serían el elemento semejante a las serpientes. Dice Freud que por más que la imagen de las serpientes pueda resultar terrorífica, “en verdad contribuyen a mitigar el horror, pues sustituyen al pene, cuya falta es la causa del horror. Aquí se corrobora una regla técnica: la multiplicación de los símbolos del pene significa castración.” (p. 270) Con este pasaje recordé la experiencia del trabajo con chicos preadolescentes en un programa de prevención psicosocial. Les surgía la necesidad de dibujar penes cada vez que pudieran, en los papeles para dibujar, en las pizarras para estudiar, en las mesas para merendar. Sus amigos de la misma edad se contagiaban rápidamente de esta tendencia pictórica, y se aseguraban con sus risas que las chicas notaran los dibujos. Freud apunta que el miembro masculino erecto tiene también un efecto apotropaico, y así en este caso el mensaje sería “No tengo miedo de ti, yo te desafío, tengo un pene”. (p. 271) Proponemos que, en el juego de la multiplicación de los penes, los chicos estarían echando mano de esa doble significación. El interés que en los chicos aparece por las chicas en esa edad les haría pensar en un acercamiento a un encuentro con el Otro cuerpo que revive el miedo a la castración, y dibujar penes es un intento de preservar su órgano preciado. Por otro lado, la rivalidad con sus pares en el escoger ser escogido para el noviazgo por una chica, genera tensiones agresivas entre los varoncitos. Así, la acepción del dibujo del pene como función de desafío al otro en la lucha por conquistar a las chicas.
Angustia de castración y sueños
Marcelo Barros nos recuerda que en el Seminario 18 Lacan dice que el falo es “lo que castra tanto al varón como a la mujer”. (8) De ahí podemos proponer que las mujeres sufrirían también la angustia de castración, quizá no del falo-pene, sino de un órgano donde ellas hayan concentrado un montante de goce. Algunas mujeres pueden gozar de ser deseadas a través de las palabras de deseo del partenaire, así la oreja estaría “genitalizada”: una mujer soñó, por ejemplo, que su amado le golpeaba desprendiéndose la oreja de su cabeza. Recordemos que en las fórmulas de la sexuación planteadas por Lacan la mujer está no-toda en el goce fálico, es decir participa de ambos lados de las fórmulas, por lo tanto no tendría por qué no temer perder un órgano de concentración de goce fálico. Hay sueños donde aparece también la vagina, a pesar del generalizado desconocimiento que empuja por ser simbolizado y abre la incógnita: ¿qué es la mujer?
Una mujer soñó que tenía una tarro de crema, de la cual tomaba un poco y lo aplicaba al envés de su mano. Aparecía un agujero ovalado que era una puerta a los submundos. Otra mujer soñó que en su rostro, cual camanance aparecía una suerte de arruga que le avergonzaba porque mostraba su deseo por un hombre. Cuando Lacan propone en el Seminario La angustia (9) que la vagina adquiere una función genital “mediante un mecanismo estrictamente equivalente a cualquier otro mecanismo histérico” (p.83), tendríamos que plantear varias preguntas. ¿Es necesario diferenciar aquí la histeria como forma de neurosis de los mecanismos histéricos? ¿La mujer tendría que ser histérica para libidinizar la vagina? ¿La vagina podría participar de goces no fálicos con anterioridad a la pubertad? ¿Somos justos en aislar el goce vaginal como si fuera equivalente al goce del pene, siendo que el aparato de goce en los cuerpos con vagina no responde todo al recorte anatómico del significante? En ese mismo seminario Lacan contradice al saber de la medicina al decir que la vagina no está enervada. Nos parece que una lectura estrictamente fálica de la vagina alimenta más el significante “desconocimiento” que acompaña a la vagina desde los comienzos del psicoanálisis. Es evidente que tendremos que seguir investigando por esta vía.
Dicha vía nos lleva a esta canción de la banda británica T. Rex “Bailarina cósmica” (10), la cual recomendamos escuchar:
Ya estaba bailando cuando tenía doce años
Bailando me salí del útero
¿Es extraño bailar tan temprano?
Ya estaba bailando cuando tenía ocho años
¿Es extraño bailar tan tarde?
Bailando me llevé a la tumba
¿Es extraño bailar tan temprano?
¿Está mal entender el miedo que habita dentro de un hombre?
¿Cómo es ser un lunático?
Lo asimilo a un globo.
Referencias
Freud, S. (2001). Obras Completas: Sigmund Freud: Volumen 8 (1940): La cabeza de medusa. (J. L. Etcheverry, Trans.). Amorrortu Editores.
Freud, S. (2001). Obras Completas: Sigmund Freud: Volumen 11 (1908): El tabú de la virginidad (J. L. Etcheverry, Trans.). Amorrortu Editores.
https://www.communitascr.com/post/el-miedo-de-los-caballeros-al-veneno-de-las-doncellas
Arenas, G. (2025). La sexuación y los discursos. Seminario inédito llevado a cabo en San José, Costa Rica el 13 y 14 de marzo del 2025 en ACIEP.
Cronenberg, D. (2022). Crimes of the future.
Barros, M. (2020). La condición femenina. GRAMA.
Lacan, J. (2006). Seminario X - la Angustia. Ediciones Paidos Iberica.
T. Rex. (1971) Cosmic dancer. Album: Electric Warrior.
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